Debemos aprender de los niños

Puede que uno de los secretos por el que los niños y niñas sonríen mucho es porque no son conscientes del aquí y el ahora. No hay un pasado del que acordarse ni un futuro que les preocupe. Es como si el presente fuera el tiempo verbal de los más pequeños y quizás debiéramos aprender de ellos para ser más felices.

Un bebé lactante no es consciente del tiempo ni del espacio, solo de que sus necesidades básicas son o no son cubiertas. Llorará si tiene hambre o se siente incómodo y al ser satisfechas sus carencias se calmará y dejará de llorar. Por eso su tiempo y espacio lo marcarán los adultos con su atención y su aporte de seguridad. Cuando el bebé va creciendo considerará el aquí y el ahora como un estado en el que será consciente de su experiencia sensorial generada en ese preciso instante.

Los niños y niñas solo sentirán el aquí y lo que aprendan lo aprenderán en el momento. Por eso, por la gran relevancia e intensidad con la que viven cada momento, es importante cuidarlo haciéndolo de gran calidad. En muchas de las escuelas Infantiles, los educadores y educadoras organizan el espacio, el tiempo y los materiales adaptándolos a las necesidades de los niños, respetando sus ritmos y favoreciendo la comunicación para que la socialización sea posible y natural.

Aunque su tiempo sea el presente es importante tener organizada la mañana porque les ayuda a entender que están allí y por qué sus padres no están con ellos. Si preguntan por sus padres les explicamos que están trabajando y cuándo vendrán. Al hablarles les ayudamos a comprender. Tanto en la escuela como en casa, les ayuda mucho el mantener una rutina que les permita anteponerse a lo que va a suceder. Esto les da seguridad porque así no se sienten perdidos. Y al igual que a las personas adultas, a veces, se les hace el tiempo eterno y otras veces, cuando están jugando o entretenido, se les pasa volando    

 

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